lunes, 6 de junio de 2016

Un hombre imprescindible: Daniel Gonzalez Casas

Por Dr. C. Raúl González Peña.

    Ing. Arnaldo Lorenzo Pardo.

    Lic. Ricardo Monterrey Pérez.

    Lic. Máximo Luz.

Foto: Claudia L. González González

 

 

La ciudad de Caibarién se encuentra al norte y centro de la Isla de Cuba. Es una pintoresca localidad bañada por las aguas del mar Caribe, y curiosamente, se ha convertido en la tierra natal de figuras cimeras de la cultura cubana. , por solo citar algunos se resalta al trovador Manuel Corona y  el maestro Marcos Urbay Serafín.

La villa Blanca como también se le conoce  a este terruño es la  cuna de las transmisiones radiales y de la narración deportiva, protagonizada por el asturiano Manuel Álvarez Álvarez, -Manolín-, quien llegara a este pueblo a inicios del siglo XX, donde se quedaría para siempre.

También aquí nació un hombre magnífico que siguió lúcidamente los pasos al  asturiano  pionero de la radio. Daniel González Casas ve la luz el 14 de noviembre de 1950 en la ciudad de Caibarién. Su hermano Moisés y él recibieron una esmerada Educación, a pesar del origen humilde de su familia. Recordaba Daniel en su adultez el rigor de su padre para disciplinarlo y la ternura de su madre para curar las heridas del cuerpo y del alma.

Desde las primeras edades Daniel se caracterizó por su destreza manual, su locuacidad y su elevada inteligencia. Estas cualidades le condujeron a realizarse como un líder estudiantil en todos los niveles de enseñanza donde estudió. Los que le conocimos de cerca recodamos con nitidez sus anécdotas del PRE Universitario y de sus estudios de Licenciatura en Química en la Universidad Central "Marta Abreu" de Las villas.

Daniel era uno de esos seres especiales que parece reunir en sí todas las condiciones para ser un sabio. De hecho, la vida dotó de inteligencia suprema a este hombre sencillo quien desarrolló muchas cualidades que le hubieran servido para convertirse en un gran científico. Baste señalar que los méritos y las calificaciones obtenidas al culminar los estudios universitarios, permitieron que se le ofertara una plaza como investigador en uno de los más prestigiosos centros de estudio sobre la caña de azúcar en Cuba. Sin embargo, el amor y las circunstancias hicieron que renunciara a la oferta, regresando a su Caibarién del alma, de donde nunca se iría. Tal decisión, si bien hoy la agradecemos todos los que de una forma u otra le debemos por nuestra formación, para él, -quizás-, fue uno de los mayores errores en su vida.

En Caibarién Daniel creció y se hizo grande. Estudió una segunda carrera universitaria y trabajó como profesor y metodólogo de Química, labor que ejerció de forma brillante.

Sus dotes para conducir exitosamente los procesos sociales se revelaron a su máxima expresión, cuestión esta, que no pasó desapercibido por la dirección política y administrativa del municipio. Por esta razón comenzó a dirigir en diversos sectores de la sociedad: siempre al servicio del país y la Revolución. Comercio y Gastronomía, el Sectorial de Cultura, la Vicepresidencia del Gobierno en el municipio y la responsabilidad de conducir el censo de población y vivienda, fueron algunos de los sectores que se beneficiaron con su presencia como directivo.

Hay una faceta en la vida de Daniel que resulta deslumbrante. A todo lo dicho con anterioridad se une  la manera en que este hombre potenció sus aptitudes artísticas.

El Dany, -como se le conocía entre sus amigos-, fue un apasionado de las fiestas populares de la localidad. Siempre solía vérsele muy feliz en el período de "las parrandas",sobre todo, cuando con él se intercambiaba criterios sobre la dimensión artística de esta festividad. Con Daniel era fácil hablar sobre la calidad de un diseño de carrozas o sobre el tema de un trabajo de plazas. Era una especie de erudito de esta temática. Poco a poco se convirtió también en una referencia imprescindible para conversar sobre la cultura local. Por esta razón eran frecuentes sus sabias intervenciones en la televisión comunitaria, donde adornaba el discurso con un verbo fluido que nacía de la sagacidad de su inteligencia.

 

Pero lo verdaderamente curioso en la vida de Daniel fue que no solo fue un teórico y un estudioso de la vida cultural en Caibarién, sino que también se dedicó con ahínco a enriquecerla con su protagónica actividad desde el teatro para adultos y para niños. Daniel por muchos años fue un excelente actor de teatro. Premiado en múltiples concursos, pero sobre todo recordado por varias generaciones de infantes, para los cuales los personajes interpretados por Daniel siguen estando vivos. Un amigo del Teatro Guiñol de Caibarién me contaba, que sustituir a Daniel en la escena ha sido realmente imposible, pues él sigue siendo "el corazón de ese colectivo".

 

Daniel supo construir peldaño a peldaño su familia. De un primer matrimonio concibe a su único hijo varón, quien con el paso de los años, estaría siempre a su lado. Luego conoce a María Elena Villegas, quien le daría la satisfacción de dos preciosas hijas. María Elena le acompañó en todo momento, compartió con él, las mayores dichas y las desventuras más terribles, y sobre todo, le apoyó en los momentos más duros de su vida, en los que muchos dejaron de confiar en sus valores y en sus principios. También su compañera estaría presente en los últimos instantes de su existencia en la tierra.

Inmerso en toda esta dinámica sociocultural de un ecléctico municipio de la región central de Cuba, conoce Daniel de la existencia del "Padre y Pionero" de la radioafición en Cuba –Manolín Álvarez-. Desde los primeros encuentros con el español radicado en Cuba desde inicios del siglo XX, Daniel comprendería que su manera de vivir y su destino siempre estarían ligados a la actividad radial.

Por medio de Manolín (CO6MA) Daniel llega a conocer los primeros rudimentos de las comunicaciones radiales, y desde esa misma época comprende los dones excepcionales con que Dios le había premiado para vincular habilidades prácticas para el trabajo con la electrónica, con la investigación, el estudio y la innovación en este campo. Pero eso hubiera sido intrascendente y nada novedoso entre los colegas de la época. Daniel se convertiría, sin el ánimo de blasfemar, en una copia mejorada del propio Manolín. Esta tesis queda refrendada cuando se estudia el legado de este hombre sencillo y a la vez en extremo profundo.

Daniel quien se hiciera radioaficionado a principios de los años 80 del pasado siglo, añadió a las cualidades antes señaladas el convertirse en un excelente radiotelegrafista, el revelarse como uno de los más destacados diexistas de la época con más de 200 países trabajados y confirmados), el colega capaz de formar parte del selecto grupo "DX de Cuba" en el número 80, el ser un comunicador impecable, y como si fuera poco, el santo protector de los destinos del Club de radioaficionados de Caibarién.

A la distancia se recuerda con mucha admiración y con gran beneplácito que fue gracias a Daniel  (Co6DD) que el Radioclub se fundara en noviembre de 1985, producto de una derivación del Radioclub del municipio de Camajuaní. Fue también su legado, que el Club de Caibarién tuvo su primera Sede social, lugar este, que aún se mantiene con excelentes condiciones. Pero como si fuera poco fue Daniel el más distinguido y capaz de todos los presidentes que han dirigido los destinos de los radioaficionados en Caibarién. Gracias a su trabajo incesante y al compromiso que infundía en sus colegas el Radioclub creció en el número de sus miembros y en su profesionalidad.

Lo que hoy somos y lo que podremos lograr en el futuro, será sin dudas, el mejor homenaje al amigo de siempre, al consejero permanente, al colega insustituible y al hermano difícil de olvidar.

 

Cuenta el Ingeniero Arnaldo Lorenzo Pardo (CO6YX), QUIEN FUERA UNO DE los más cercanos colaboradores de Daniel en materia de electrónica e informática que LLEGÓ A LA radioafición gracias a Daniel, en un momento tan difícil como lo fue el año 1992, él fue capaz de motivar y preparar a un grupo de colegas que nos hicimos radioaficionados en medio de las condiciones del período especial en que no era fácil sacar tiempo para estudiar telegrafía y demás. Muchos de los que llegamos a la radio en ese momento nos mantenemos aún activos como radioaficionados.

Daniel era un excelente comunicador, persona de elevada cultura, pero de diálogo abierto y claro, muy directo a la hora de enfrentar cualquier situación y con ese arte propio de los líderes para aunar voluntades y unir a las personas hacia los mejores propósitos. Fue un radioaficionado muy activo, con mucha participación en concursos internacionales y ganador de algunos de ellos. Diexista con más de 200 países confirmados, se necesitaban horas para ver todas las tarjetas QSL que tenía de todas partes del mundo. Sus anécdotas sobre la radio eran verdaderas clases porque, como buen profesor, sabía comunicar y enseñar al mismo tiempo. Era un consagrado a la radio, yo recuerdo cuando él contaba cómo había participado junto a otros cientos de radioaficionados de todo el mundo en el apoyo a las labores de rescate debido el terremoto ocurrido en México en 1985.

Fue uno de los primeros en contactar con la Estación Espacial Internacional, año 2000, esa estación pasaba una o dos veces al día y el mejor momento era de madrugada, en uno de esos pases él logró comunicarse con la estación, con una astronauta de nombre Sussan Helms que no se lo confirmó, pero debe estar en los registros de esa radioaficionada.

Era también un entusiasta de las nuevas tecnologías y de las ciencias en general, le gustaba saber de informática, el desarrollo de software y las posibilidades que la aplicación de estas técnicas podía abrir en todos los órdenes.

Presidió nuestro Radio Club en los duros años 90, cuando no teníamos casi ni equipos y a base de inventivas y experimentación se pusieron a funcionar no pocos "artefactos" que nos permitían comunicarnos. La casa de Daniel era la casa de los radioaficionados, allí se compartía con la sencillez y la humildad del buen cubano que nunca dejó de ser.

A su vez recuerda el joven radioaficionado Ricardo Monterrey (CO6KOL) QUE Daniel era de esos hombres que estaban destinados a lograr el éxito rotundo en cada empresa, pues se dejaba el alma en cada sueño y nunca parecía dejar de soñar. Poseedor de un talento innato para resolver cualquier problema por difícil que fuera, parecía no conocer los limites. Las ideas le fluían como un caudal inagotable y desbordante, de sus labios siempre se podía recibir: el más caro de los consejos, la palabra precisa y la sagacidad perfecta para hacer que hasta el más común de los mortales encontrara el punto de partida para iniciar entonces una reflexión profunda acerca de cualquier tema. En él, todo encontraba un camino para ser encauzado, pero la suerte NUNCA le DEJÓ escapar, ni siquiera la de los infortunios.

Al pasar de los años puedo recordar con nitidez como era capaz de reconocer -a golpe de vista- el error EN UN diseño de una antena de radio, el QUE resolvía con una agilidad increíble y con un mínimo de recursos.

Me parece que fuera recién ayer de tarde cuando al iniciar un concurso de dx en la banda de 160mts le cedimos los micrófonos de la CO9GBB para que hiciera el llamado inicial. Y  cuál no sería su sorpresa al descubrir de inmediato que, a pesar de estar ausente del éter durante algún tiempo, con solo realizar aquel llamado alguien reconocería su modulación personal. La estación en cuestión interpeló diciendo: -silencio por favor adelante la estación DD…en aquel instante nos miró, y tras un silencio que se me hizo eterno, apeló a aquel genio de caballero que le distinguía por sobre todas las cosas, volvió a tomar el micrófono entre sus manos y dijo con total seguridad: -perdone colega se ha equivocado, pero igualmente le daré sus saludos al amigo Daniel, le envío un fuerte abrazo desde la tierra de Manolín Álvarez…,

 

A lo que su interlocutor respondió: -gracias por regalarme el contacto siempre es un honor conversar con usted… (Baste decir, que para todos los que estaban pendientes de aquella conversación le afloraron sentimientos profundos de agradecimiento, de satisfacción y de orgullo, por contar con un hombre tan grande a nuestro lado).

Luego nos miró a todos diciendo: -me van a matar ustedes…

Quizás a muchos esta anécdota les parezca carente de sustancia, pero para este entonces nuestro Copito de Nieve, estaba incapacitado por razones legales, para operar una estación de radio. Sin embargo para sus amigos (para nosotros), el verle de nuevo con ese brillo en los ojos era un pecado que no nos podíamos permitir dejar pasar, era como ver la encarnación misma de nuestro sueños materializados en un solo hombre…Siento desde lo más profundo de mi corazón, que Daniel siempre nos será necesario. 

Para Máximo Luz a quien Daniel había iniciado en la radioafición a inicios de los años 90 Daniel más que un hombre necesario, es sencillamente imprescindible, y añade: por eso yo no hablo  en pasado de él  porque los hombres, los  amigos y los buenos cubanos como Daniel, y repito lo de BUEN  CUBANO, esos   nunca pasan,  siempre están ahí al lado  de los suyos, de sus compañeros y sus socios,   dispuestos ayudar, con sus conocimientos de la radioafición, en la computación o en los más elementales momentos de la vida.

Por eso,  ahora que escribo por primera vez sobre EL DANY, precisamente  desde esta silla,  donde miles de veces él se sentó cada vez que esta computadora me daba una tángana, me resulta difícil e imposible hablar en pasado de  él, porque  desde que  llega al umbral de mi puerta Dice …. Concha has  café  que esto va  pa largo.

Si en este minuto me decidiera a agradecerle al Dany todo lo que hace por mí, y todos los favores que le debo, creo que el listado sería infinito. Y digo favor de verdad, sin otro interés que ayudarme a resolver el enredo de la PC, tomar el café de la vieja y hacer toda una "revisión"    de lo más actual del tema de moda.

Recuerdo el día que le dije   ……Oiga, socio cómo a usted le gustan  los trabajos de pailería, ahí tengo un chasis que necesita ser adaptado…. Dicho y hecho… Aún  conservo ese mueble de Pc  como una reliquia….

Siempre que converso con Daniel me convenzo  que todos  en la vida tenemos un don, algunos más desarrollados, y otros superiores como el que acompaña a mi amigo, Daniel González Casa del cual aun no me atrevo hablar en pasado porque estoy seguro que siempre va estar entre los amantes a la radioafición y a los  buenos cubanos. 

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